Nuestros niños y adolescentes en una Latino América problemática muestran un panorama que trasluce grandes retos.
Las problemáticas de carácter social y cultural de hoy, agudizan las probabilidades que atentan contra el desarrollo de su salud física y mental prioritariamente, exponiendo a esta vulnerable población a una situación de alto riesgo.
Hoy vemos de una manera preocupante, a través de las estadísticas y los informativos, que los niveles de violencia en contra de los niños aumenta de una manera alarmante, poniendo en riesgo la vida misma o dejando secuelas emocionales que pueden afectar de una manera contundente al adulto futuro, estableciendo patrones de violencia dentro de su conducta familiar.
Tenemos que defender a nuestros niños y sus derechos, empezando desde nuestros hogares, con el apoyo de las entidades de los gobiernos regionales y nacionales, las instituciones y empresas no gubernamentales, asi como los sistemas de salud y educación. Que se escuchen sus risas y no su dolor y llanto, tenemos la obligación de brindarles un mundo donde reine la alegría, el amor, la paz y la esperanza, para que crezcan en un ambiente que promueva su bienestar, porque nuestros niños son nuestro presente y nuestro futuro, porque nuestros niños son compromiso de todos.